Vive la vida a tu manera, pero respeta siempre la manera de los demás

   

¿Cuántas veces no hemos escuchado decir que la vida es una sola y hay que vivirla al máximo? ¿Realmente pensamos que la vida es una?… reflexionemos.

 

Tenemos infinidad de oportunidades de ser cada día mejor, independientemente de nuestro entorno, nuestra condición social, nuestra familia y nuestra ideología; todos tenemos la misma esencia interior de potencia plena, todos tenemos el ser de amor y espíritu puro y siempre tenemos la opción de nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu.

Pero ¿qué ocurre cuando pensamos que la vida es única, una sola y debemos vivirla como la última? ¿qué pasa entonces con aquellos seres que nacen con ciertas limitaciones físicas, materiales, incluso intelectuales y no pueden hacer provecho, en muchas ocasiones, de las mismas oportunidades que tienen las personas que nacen si se quiere más aventajadas?

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Sería un poco desesperanzador pensar que tenemos solo esta oportunidad, en desigualdad de condiciones, de demostrar nuestra capacidad de crear, de progresar, de ser afín con los demás seres. Realmente si miramos hondo, probablemente notemos que la vida es eterna y continuada y cada obra sembrada representa un escalón para la conciencia del mañana. Todo lo que pensamos y hacemos tiene un efecto, tanto en nosotros mismos como en los demás, cada pensamiento, cada palabra, cada acción que sale de nuestro ser, genera un vínculo y una conexión eterna con el universo infinito y allí permanece.

El progreso es infinito, y cada oportunidad que tenemos de tomar cuerpo en cada existencia, nos permite avanzar en ese progreso infinito, lo hacemos a través del amor, de la capacidad de amar, de conducir nuestras acciones en amor y respeto al otro.

No podemos pensar que nuestras acciones buenas y malas, son hechos desvinculados de nuestro ser, olvidados, dejados y pasados. La experiencia de hoy será la consciencia de mañana, no en tiempo, más bien en el constante ir y venir de nuestro ser, espíritu, luz, divinidad, que cambia de cuerpo constantemente para poder materializar en obras todos sus pensamientos a través de la voluntad, esto explicaría las emociones y sentimientos que tenemos hacia personas que algunas veces ni conocemos, de allí el estar familiarizados con sitios, lugares y espacios donde jamás hemos ido, o al menos eso pensamos.

 

Todo tiene una razón de ser, una conexión y una explicación, sólo debemos tomarnos el tiempo de mirar profundo y observar siempre aprendiendo de todo.

Saca provecho de cada vivencia, de cada nueva oportunidad, ama tu cuerpo pues lo elegiste para dar cumplimiento a tu trabajo en esta existencia, nutre tu ser interior, ama y déjate amar, pero sobre todo, jamás olvides que no eres diferente a nadie más, al contrario, todos partimos de la misma esencia y regresamos a ella. Tómate el tiempo de recordar esto cada vez que vayas a juzgar a alguien, sus decisiones, sus actos, los cuales muchas veces no entendemos, pero lo importante es comprender que no nos corresponde a nosotros ser jueces de nadie más que de nosotros mismos.

Cuida tus acciones, cuida lo que siembras para que coseches buenos frutos, saludables y puros; respeta siempre la manera de cada quien de llevar su vida, no pretendas cambiar a nadie, aprende a aceptar y a comprender; actúa siempre desde el amor, esta será tu mejor garantía de asertividad; no temas hacer el bien, no temas ayudar a quien puedas, siempre sé justiciero y generoso,  dar y recibir son aspectos distintos del mismo flujo de energía en el universo.

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Ámate y respétate a ti mismo, no con la consciencia de que esta vida es corta y hay que vivirla, sino con la plena convicción de que las oportunidades para el progreso son infinitas y cada existencia es un escalón labrado, aprovéchalo, y observa siempre en tu semejante tu propio reflejo.

Cuando entras en esta conciencia de quien realmente eres, lograrás conectarte con tu verdadera autoestima. Esta autoestima es sólida e inquebrantable. En tu esencia el amor es incondicional, a diferencia de la tasa de aprobación de tu ego, que es débil y siempre está cambiando. Tu ego puede aprobar tus actos un día y al día siguiente juzgar que fuiste inadecuado o que no fuiste suficiente.

A medida que dejamos de identificarnos con las inseguridades y miedos del ego, confiamos en nuestro propio ser, nos abrimos a la vida en respeto a nosotros mismos y a las elecciones de los demás, reflejaremos nuestra verdadera belleza y esencia.

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